Los cambios de la piel durante el embarazo

Durante el embarazo, el cuerpo experimenta cambios hormonales, en la circulación y en el sistema inmunológico que pueden afectar a la piel, al pelo y a las uñas. Revisamos algunos de los cambios más frecuentes que se producen en este período.


El embarazo es un período de cambios importantes en muchos niveles, uno de ellos, la piel. En ocasiones, puede tratarse de lesiones asintomáticas que se resolverán tras el parto, pero, en otras, es necesario realizar un tratamiento para aliviar las molestias o descartar otras patologías. Ante cualquier duda, es preciso consultar con tu especialista.
Conozcamos, uno a uno, los cambios más importantes de la piel que pueden aparecer en el transcurso del embarazo.

Hiperpigmentación

Es el cambio más común que se produce en el embarazo. Se suele presentar en el 85-90% de las mujeres, en general, a partir de la segunda mitad de la gestación. Las areolas, las axilas, el área periumbilical, las ingles y los genitales son las zonas en las que es más frecuente que se produzca un oscurecimiento de la piel.

 

Melasma

El melasma o cloasma gestacional se caracteriza por la aparición de manchas en la piel de la cara. Suele afectar a mujeres de piel más oscura y empeora con la exposición solar, por lo que es fundamental protegerse adecuadamente del sol durante este período.
Utilizar sombrero, protector solar FPS 50+ y evitar la exposición directa al sol son algunas medidas que puedes adoptar para evitar la aparición de estas manchas.

 

Nevus

Los lunares pueden presentar cambios normales durante el embarazo, sobre todo en zonas de mayor estiramiento de la piel. En caso de signos de alarma, como comezón, aumento de tamaño, cambio de color o sangrado, debes consultar con tu dermatólogo.

 

Problemas vasculares

Es frecuente observar edema o hinchazón en las piernas, sobre todo en los tobillos, que suele mejorar al elevar las extremidades o utilizar medias de compresión.
En ocasiones, pueden aparecer venas varicosas en la vulva o la vagina, así como estreñimiento y aumento de la presión local durante el parto, que pueden favorecer episodios de hemorroides.
El aumento de estrógenos durante el embarazo favorece la aparición de telangiectasias, vasos de sangre dilatados en forma de “arañas”. Suelen aparecer en la cara, en el tronco y en las extremidades superiores. Además, algunas lesiones vasculares preexistentes pueden crecer durante la gestación. Para estos casos, el tratamiento con láser puede resultar muy útil.
También se puede producir eritema o enrojecimiento de las palmas de las manos a partir de los primeros meses de embarazo. Se trata de un trastorno que no requiere tratamiento y que suele remitir tras el parto.

 

Estrías

Las estrías de distensión se producen por el estiramiento de la piel, asociado a factores hormonales y genéticos. Afectan a más del 60% de las mujeres embarazadas. Suelen aparecer a partir del sexto mes de embarazo.
Inicialmente, son líneas atróficas de color rojizo, que siguen las zonas de mayor estiramiento, como las mamas, el abdomen, las caderas, los glúteos y los muslos. Con el tiempo, adquieren un color más pálido y no suelen desaparecer completamente.
Podemos utilizar cremas hidratantes y realizar masajes en las áreas de mayor riesgo para preparar la piel frente al estiramiento e intentar disminuir la aparición de estrías.

 

Vello corporal y cabello

Durante el embarazo, por acción de las hormonas, puede producirse un aumento del vello corporal. En general, suele eliminarse pasados algunos meses del parto, aunque los vellos más gruesos pueden persistir.
Después del parto, es posible observar una caída difusa del cabello, lo que se conoce como efluvio telógeno. Puede ser un proceso muy llamativo en algunas mujeres, y se suele recuperar en meses.
Si es una caída excesiva, que afecta a las cejas, a las pestañas o al resto del vello corporal, debes consultar con tu dermatólogo para descartar otras causas que expliquen la caída del cabello.

 

Uñas

Durante la gestación, puede observarse un aumento en la fragilidad de las uñas. También pueden darse episodios de uñas encarnadas en los pies, así como cambios en la coloración, ya sea en forma de manchas blancas o de manchas marrones más oscuras. En este último caso, si existe afectación de la cutícula, debe ser valorado por un dermatólogo.

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